Diario de Viaje
El pasado 30 de noviembre de 2008 realicé un viaje a Bogotá y a Cartagena de Indias en Colombia. Las emociones han sido intensas y variadas. Siempre que viajo sola y a conocer nuevas tierras me siento muy movilizada. Me encanta viajar y me gusta conocer y disfrutar las culturas de nuestros pueblos latinoamericanos. El objetivo del viaje era el de participar en un Seminario Internacional “Agendas Públicas de Participación y Presupuestos Participativos”. Me hice un rato más de tiempo para conocer algo de tierra colombiana.
Y acá va el relato…
Los preparativos del viaje, la documentación, el material de trabajo, la ropa fueron realizados con muy poco tiempo, mucho entusiasmo y exitosamente. La verdad es que no me va mal, aunque siempre llevo ropa que, por ejemplo, no uso. Partí de Rosario con lluvia pero llegamos al aeropuerto de Ezeiza con el tiempo suficiente para abordar el avión y sin contratiempos, luego de 6 horas de vuelo pisé tierra colombiana, la del buen café y las esmeraldas.
Ya alojada en el Sheraton Hotel, muy agotada porque dormí poco, tomé unos masajes “exquisitos” de piedras volcánicas calientes para relajarme, cené y me fui a dormir. La cama me llamaba desafiante para tener, al fin, un reparador sueño.Al fin y al cabo al día siguiente y desde muy temprano partiría rumbo a Cartagena de Indias, la tierra de los piratas.
CARTAGENA DE INDIAS: amurallada, heroica, colonial y rumbera1 de diciembre. 9 hs. Ya alojada totalmente en el Decameron Hotel realicé un City Tour para conocer los lugares más interesantes de esta Ciudad tan preciosa como colonial. Así pude sorprenderme con esta ciudad y su historia, declarada por la UNESCO Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad. Sensaciones extrañas viví en la ciudad, con todos sus balconcitos y callecitas. Cada esquina es una postal en la ciudad amurallada. Como si la muralla de piedra levantada por los españoles para escudarse de los ataques de piratas y corsarios continuara protegiendo. Esa es la sensación que invade el ánimo en cuanto uno arriba a esa tierra caribeña, y contagiado por el ambiente decide perderse en la noche entre las callejuelas adoquinadas. No importa por donde se pierda uno.
A pesar de ser la quinta ciudad más grande de Colombia -con casi un millón de habitantes-, Cartagena de Indias conserva una atmósfera que inspira confianza, y empuja al recién llegado a recorrerla. Eso es lo que se siente. Seguridad.
La TORRE DEL RELOJ es el símbolo representativo de Cartagena y la puerta principal de entrada a la ciudad amurallada.
PLAZA DE LOS COCHES: justo entrando por la puerta del reloj está bulliciosa plaza fue mercado de esclavos. Casas con antiguos balcones coloniales, y arcos donde están instalados diferentes puestos de dulces.
Delante de la torre, en la plaza de los Coches, se encuentra una estatua de Pedro de Heredia fundador de la Ciudad.
Frente a la Iglesia Santo Domingo, en la Plaza del mismo nombre se encuentra La Gorda Gertrudis, escultura de Fernando Botero. Descansa allí en actitud provocadora y sensual, luciendo sus nalgas en forma irreverente e impúdica.
PLAZA SANTO DOMINGO:
CASTILLO DE SAN FELIPE: Sin duda la mayor fortificación construida por los españoles en las colonias, originalmente se construyo entre 1639 y 1657, y en 1762 fue ampliado. Muestra de la ingeniería militar de la época, unos interminables túneles que servían para distribuir provisiones y facilitar la evacuación.
MONUMENTO A LOS ZAPATOS VIEJOS: Se localiza en la parte trasera del Castillo de San Felipe, erigida en honor a Don Luis Carlos López, poeta Cartagenero que se hizo célebre por el soneto
"A mi ciudad nativa" que transcribo: Noble rincón de mis abuelos. Nada como evocar cruzando callejuelas, los tiempos de la cruz y de la espada, del ahumado candil y las pajuelas, pues ya pasó ciudad amurallada, tu edad de folletín.Las carabelas se fueron para siempre de tu rada ya no viene el aceite en botijuelas. Fuiste heroica en tus años coloniales, cuando tus hijos águilas caudales, no eran una caterva de vencejos. Más hoy plena de rancio desaliño, bien puedes inspirar este cariño que uno le tiene a sus Zapatos Viejos.
PIE DE LA POPA: Situado a lo alto de una colina a 150 metros de altura, a 1 km. del Castillo de San Felipe. Fundado por los Padres Agustinos en 1607. Después de la independencia fue usado como cuartel militar y posteriormente abandonado, actualmente uno de los puntos más visitado de la ciudad.
Desde el cerro se ve una impresionante vista panorámica de la ciudad.
Al caer la noche las callejuelas de esta ciudad cobran una magia especial con sus edificios históricos iluminados. Recorrerla nuevamente, ya sea caminando luego de haber tomado la cena en el restaurante San Pedro o a bordo de la “chiva” con su rumba fue toda una emoción.
Entre amigas uruguayas, peruanas, y amigos argentinos, chilenos, ecuatorianos, estuvimos rumbeando, en cada descenso, en tres puntos diferentes del recorrido para concluir en la discoteca del hotel.
En palabras del Gabriel García Márquez, en su autobiografía: "De pronto, el mundo se había vuelto otro en Cartagena. No había rastros de la guerra que asolaba el país y me costaba trabajo creer que aquella soledad sin dolor, aquel mar incesante, aquella inmensa sensación de haber llegado me estaban sucediendo apenas una semana después en una misma vida".
2 de Diciembre. 8 hs: Un nuevo día. Con mucho calor en Cartagena y con mucho entusiasmo, ya desayunada, inicié el recorrido rumbo a la Isla del Sol, para disfrutar de las maravillosas playas caribeñas. La travesía fue sensacional, por momentos al cerrar los ojos fue posible sentirme en una “mecedora”.
Y allí el mar azul profundo, transparente, con sus corales y variedad de peces, que tuve oportunidad de observar.
La isla impecable y bellisima. El grupo de 32 personas muy agradable. Italianos, brasileros, uruguayas, argentino, colombianos, san salvadoreños, ecuatorianos.
Las actividades: bucear, tomar sol, disfrutar el mar y compartir un típico almuerzo: sopa de pescado, pescado con arroz de coco, mandioca, banana frita y ensalada.
El regreso viento, lluvia y mucho ajetreo y zaranda por el oleaje, también tuvo su encanto. El paseo fue un placer.
Por la noche cené camarones en el piso 23 del Hotel y disfruté junto a muchas personas de un espectáculo muy divertido en las piletas del hotel.
3 de Diciembre. 8 hs: Hoy me toca partir pero aún tengo toda la mañana para disfrutar. Así que con ropa cómoda me fui a visitar museos y a disfrutar tranquila de caminar por última vez las callecitas de la ciudad amurallada. El museo de la inquisición y el museo del oro. Disfrutar de todo el encanto, de la amabilidad de su gente que por cierto se llevan unos diez puntos de calificación. Aproveché para comprar libros que trataré de leer en las vacaciones: la masacre en las bananeras, Alberto Lleras, el último republicano de Leopoldo Borda, Trujillo una tragedia que no cesa: el primer informe de memoria histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación y El País de la Canela de William Ospina.
Como dice Adrian Gerber, periodista rosarino, en una nota en la que describe a Cartagena: “Cada fachada de las casas antiguas de Cartagena merece una foto, cada esquina es una postal, cada vereda es como una cinta que nos transporta al pasado”.
Finalmente emprendí el regreso que por cierto estuvo demorado en el aeropuerto porque en Bogotá llovía y había problemas para operar el vuelo. Me fui con todo el encanto de una ciudad bellísima que sabe de amabilidades. Con muchas ganas de regresar…
Ya en Bogota nuevamente preparada para iniciar las sesiones del Seminario. Una primera cena muy amena y en un lujoso y reconocido restaurante sirvió para que empezáramos a conocernos quienes compartiríamos tres días de mucho trabajo. Finalmente el viernes a la noche tuvimos la posibilidad de compartir la noche bogotense que se mostró intensa y agradable en un boliche tomando unos tragos y rumbeando nuevamente. El sábado último día de mi estadía en Colombia pude visitar La Candelaria, el parque nacional y el parque del renacimiento.
Que bueno que es viajar y disfrutar del mismo!!!!