sábado, 18 de octubre de 2008



Delmira Agustini
(Uruguay, 1886-1914)



Delmira Agustini nació en Montevideo el 24 de octubre de 1887. Muy temprano escribe sus primeros poemas y desde 1902 colabora en publicaciones periódicas nacionales y extranjeras. En 1907 edita su primer poemario, El libro blanco, al que siguen Cantos de la mañana (1910) y Los cálices vacíos (1913).

Delmira Agustini fue la más destacada poetisa del Modernismo. Exuberante prestigio para cualquier escritora. Pero no para la crítica de Rubén Darío. El gran maestro la elevó hasta la cúspide de la literatura española. La comparó con Santa Teresa. En Pórtico, Rubén Darío la proclama como la única, desde la Santa, en expresarse como mujer.Agustini, con el apoyo de su compatriota María Eugenia Vaz Ferreira, abrió las puertas a la poesía femenina. Cierto que tenemos el orgullo de tener sobre pedestales bien merecidos a varias notables escritoras que deleitaron nuestra literatura antes que ella. Pero esta joven uruguaya ignoró las barreras y narró sus sentimientos tal y como los sentía. Inadvertidamente - ¿quizás? - logrando lo imposible, la igualdad del género sin competir con el sexo opuesto.

Fascinación causó en sus lectores, entre los cuales se encontraban los más notables escritores en boga. A pesar de su extremado erotismo no existe una sola desfachatez ni vulgaridad en sus obras. Su forma y expresión poética es considerada a la par con la de los más distinguidos modernistas, los cuales se esforzaban al máximo por alcanzar la perfección. La musicalidad de sus versos también es obra de admiración. Y con respecto a la espiritualidad en la sensualidad, bueno, ahí Agustini se encuentra muy aventajada en una clase por sí sola.Estudios de sus cuadernos prueban el esmero que desarrollaba en la purificación de sus obras. Su diversificación y proliferación también son destacables. Razones por las cuales han habido muchos entendidos en la materia quienes han afirmado que si hubiera tenido la oportunidad de madurar su talento unos escasos años más, hubiese matizado los ensueños de los ángeles.

La vida de Delmira Agustini se desarrolló dentro de un ambiente familiar destacado por excesivos mimos y adulaciones. La niña de la casa en una familia emocional, funcional y estable. Un caso típico en muchos hogares. Con la peculiaridad, y terrible dicha, que la niña era superdotada en cuestiones de la lírica, los pensamientos y las emociones. Y la insuperable desgracia de un presagio donde el destino le reservaba un encuentro trágico y fatal.Nacida en Montevideo, ciudad capital de un país relativamente pequeño y algo conservador. Un país de excesivo respeto al prójimo en lo personal y a los derechos de las mujeres en lo general. Tal y como es hoy en este respecto, era entonces. De una madre de procedencia argentina, quien se enorgullecía en ser el horcón familiar y en no recatar en la adoración hacia su hija. Mientras que el padre se ocupaba de mantener la familia en una posición desahogada, sin complacerse con el segundo lugar en la idolatría hacia la niña. Debe de haber sido algo difícil para el hermano mayor por cinco años y otro único hijo del matrimonio.La educación que recibió Delmira fue un poco diferente a la que reciben la mayoría de los niños en nuestros tiempos. No creemos que era la típica en su época tampoco, ya que esto hizo efecto de sorpresa entre sus contemporáneos. Y también sabemos que desde antes de aquellos tiempos Montevideo ha ofrecido buenos centros de educación. La madre le proveyó las enseñanzas básicas en su propia casa. El padre instruyéndola en la música y la pintura. Después de los diez años recibió clases privadas fuera de su casa. Estas instrucciones fueron en francés, pintura y música, materias que dominaría llegando a un nivel bastante avanzado.No se puede decir que vivió en una urna de cristal.

Delmira tenía algunas amigas, muchachas más o menos de su edad. Mantenía amistad personal con la escritora María Eugenia Vaz Ferreira, poetisa de un talento similar pero de forma diferente. También mantenía correspondencia con muchos de los escritores de la época.A los veintidós años conoció a Enrique Job Reyes. En contra de los deseos de su madre se hicieron novios. Relación que duro unos cinco años terminando en matrimonio.

Pero el matrimonio no fue tan afortunado. A los veintiún días Delmira retorno a la casa de sus padres. “No soportaba tanta vulgaridad”. Comenzando ella los trámites del divorcio poco después y siendo firmado seis meses más tarde. Lo que es un poco difícil de comprender es que la pareja continuaba como amantes a escondidas durante todo este proceso.Una tarde, en una de las citas con su ex-esposo, sucedió la tragedia. Reyes le disparó dos veces, falleciendo ella al instante. Acto seguido él se disparo, muriendo dos horas más tarde en el hospital. Y nacieron los rumores. La presa acudió al lugar de los hechos, sin escrúpulos ni decoro, tomando y publicando fotos indebidas. Se sabe lo que pasó, y se sabe algo de como fue, pero nadie ha sido capaz de relatar el ¿por qué?

Pueden leerse algunos de sus versos en la página web: http://www.patriagrande.net/uruguay/delmira.agustini/index.html

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