sábado, 18 de octubre de 2008

Mujeres Gabriela Laperriere


(Burdeos 1862-Buenos Aires 1907), escritora, periodista y militante social, desempeñó en nuestro país una vasta actividad, en la cual se destaca su labor como inspectora honoraria en fábricas y talleres, a partir de la cual redactó un proyecto para reglamentar el trabajo de las mujeres y los niños, que sirvió de base a la ley que el diputado Alfredo Palacios presentó ante las Cámaras (1907).

Sus obras literarias, hoy de difícil acceso, se encuentran dispersas en diarios y revistas nacionales. También publicó en Francia las novelas Fleur de l´air (roman argentin) (1900) y Vers l´oeuvre douce (1903), ésta última conservada en la Sala del Tesoro de la Biblioteca Nacional de Maestros.
Militante del Partido Socialista, fue miembro del comité ejecutivo nacional .
Ataco la inmoralidad y la hipocresía que ejercían las “grandes damas” de nuestra sociedad.
Participó de la Unión Gremial Femenina creada en 1904.
Desarrolló la ley de Protección del trabajo de la mujer y el niño presentada por Alfredo Palacios (dip nac. Socialista) en 1907
Entre sus textos se encuentran “Por las madres que trabajan”, “Tendencias sindicalistas y socialismo”, “accidentes de trabajo”, “El descanso de las domesticas” donde plantea: “¡ Que diferencia entre ambas mujeres!, La patrona y la domestica. Esta ultima participa y ayuda a sus dichas de madre, y ella no lo es, al entrar a la mañana al dormitorio de la nueva pareja lee en el semblante de la patrona, los triunfos de esposa; y ella no lo es, la ve gozar de las intimidades de la familia, y ella no la tiene, o la ve. Apenas abrió los ojos le confiaron un burguesito, ya malo. El pequeño ladrón roba el sueño de sus noches, el descanso del día si esta rendida. Es todo un tirano, pero cuando el alma femenina de la sirvienta, ávida de ternura cae vencida, cuando ya cree que un poco de esa carne rosada es suya a fuerza de haberla cuidado con jabón, polvos y esponjas finas, cuando un llanto del ya verdugo la estremece y vibra hasta su alma …. ¡ la patrona la hecha a la calle! ….. ¡ el pobrecito tenia un alfiler mal prendido, que le molestaba, y ella no lo había notado!
Mujer desgraciada, el socialismo está hecho para ti …. Si no existiera, habría habido que inventarlo para redimirte”.
LAS TRABAJADORAS ARGENTINAS A COMIENZOS DEL SIGLO XX

La socióloga María del Carmen Feijoo, encargada del enlace del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Argentina, nos recuerda que en 1904, Gabriela de Laperriere de Coni, en su función de inspectora voluntaria de talleres y fábricas, presenta un detallado informe dirigido al Intendente de la Ciudad de Buenos Aires, sobre las tremendas condiciones del trabajo femenino en los incipientes establecimientos industriales, sobre todo en las fábricas de arpillera.“Mucho me ha preocupado -decía la informante- este gremio de trabajadoras. Porque esta industria es perjudicial a la salud por la cantidad de peluza que desprende la arpillera en sus diversas manifestaciones. Esa peluza, en extremo difusible, cubre por completo el vestido de las obreras, a tal punto que se tapan la cabeza con un pañuelo para no ensuciarse el cabello. Sobre algunas, vestidas de luto, he podido comprobar la cantidad enorme de filamentos que cubrían sus ropas”.El informe agrega también otros problemas por los precarios lugares del trabajo: galpones de chapa que aumentan el calor en verano y el frío en invierno, el uso de poleas y cintas de las maquinarias sin protección, la presencia de niños y niñas de corta edad, los horarios prolongados y los grandes riesgos para la salud pulmonar procedente de la ausencia de ventilación adecuada.

En esa época, Alicia Moreau de Justo impulsa una amplia campaña por el voto femenino, pero recién en 1946, bajo el primer gobierno de Juan Domingo Perón, y con la fuerte influencia de su esposa, María Eva Duarte, las mujeres logran los derechos legales a la plena participación política. En la década del 90 se instala el cupo femenino, de manera que un tercio de los cargos electivos deben presentar candidatas, es decir, ocupados por quienes pertenecen al sexo femenino.

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